Los Cinco Minutos de María |
Todos tenemos nuestros gustos, a veces no del todo santos, no del todo acordes con los gustos de Dios y de nuestra Madre del cielo.
Cuando la tentación ronda a nuestro alrededor para hacernos caer, cuando en nuestro interior surgen los instintos alborotados, cuando la soberbia, el egoísmo, la comodidad pretenden avasallarnos, pensemos que es mucho mejor dar gusto a nuestra Madre Santísima que a nuestros gustos personales.
Y si al final de nuestra vida tenemos la conciencia de que hemos vivido tratado de dar gusto a la Virgen, estaremos seguros de nuestra salvación, pues los gustos de la Virgen son los gustos de Dios.
María nos espera, para ser, junto con Dios, nuestra felicidad eterna.
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